Dando respuesta a algunas inquietudes de algunos lectores referente a mi publicación del 10 de junio con el título “El poder de la música” y donde me han solicitado mayor información al respecto, así como aclarar la relación e importancia que tiene dentro de la consulta diaria, he decidido publicar lo que será la continuación de aquel blog.
Antes de continuar con la lectura, le voy a pedir que encienda los parlantes de su computador o ponga sus audífonos y presione el botón de “Play” del siguiente reproductor.
¿Listo? si escucha el audio, ahora puede continuar con la lectura.
Existen estudios no tan solo para investigar la modificación del estado de ánimo causado por la música, sino también los que han analizado la influencia que ésta tiene incluso en el ritmo cardiaco y la respiración.
Es tanta la influencia que incluso en algunos hospitales y como parte de la terapia para personas que han sido intervenidas quirúrgicamente del corazón, se ha incluido el uso de música clásica así como melodías que puedan tener un tempo de 60 BPM para mantener un ritmo cardiaco lento.
Como cada uno de nosotros lo ha podido experimentar con toda seguridad en algún momento del pasado, el tipo de música que escuchemos bajo ciertas condiciones nos va, ya sea a animar, calmar, relajar o incluso hasta energizar y esto se debe a que con una melodía más acelerada, nuestro ritmo cardiaco al igual que nuestra respiración se aceleran proporcionando mayores cantidades de oxigeno al cerebro, desatando una cadena que se traduce en estados de ánimo, percepciones y emociones.
Con lo anterior, he ahí la importancia de tener la música adecuada en la sala de espera con la finalidad de hacer de ese momento, lo más placentero y confortable posible para el paciente, y que incluso influya en su estado de ánimo y así, se facilite la toma de decisiones.
Para responder entonces a la pregunta del título de esta publicación, “¿Cuál es la velocidad y tiempo adecuado para la música de su sala de espera?” la respuesta lamentablemente es “depende” y para esto no existe una “receta de cocina”; esto se debe a que el tipo de música va relacionado totalmente con el tipo de paciente que usted maneja, es decir, si su paciente es joven, no va a poner en la sala de espera a Luciano Pavarotti o si es adulto, a Good Charlotte o Green Day, por solo poner un ejemplo.
Tiene que tener usted muy bien definido su nicho de mercado para optar por un género determinado, incluso tratar de determinar los las jornadas de consulta en las que es más frecuente la visita de uno u otro tipo de paciente.
En caso de que para usted sea difícil definir esto debido a la agenda propia de su consultorio, opte por música relajante pero al mismo tiempo con un buen ritmo, el Bossa Nova puede ser un gran ejemplo de esto y que tiene gran aceptación en todas las edades. ¿Quién no ha escuchado a Bossa n´ Roses?
Lo que es un hecho, es que si al día de hoy usted no usa la música como herramienta, es momento de comenzar a hacerlo, verá cómo repercute en el estado de ánimo del paciente y la percepción que tendrá dentro de su consultorio; recuerde, la idea es generar experiencias.
Hay miles de cosas que le podría decir referente a este tema, y a menos que me honre con escuchar alguna de mis ponencias o cursos, podré explicarle con más detalle y con ejemplos mucho más claros, exactamente a lo que me refiero con esto.
Como recomendación, evite poner estaciones de radio en su sala de espera, trate de ser más cuidadoso en este punto que aunque no lo crea, es sumamente importante y su paciente inconscientemente se lo va a agradecer, ya lo verá.